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Para el que comprende que es un Robot, un Ego
condicionado y adiestrado por un aprendizaje sobrepuesto sin haber tenido
participación consciente y voluntaria.
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Para el que un día se pregunta ¿quién soy yo en
realidad ? Y se lo pregunta ante la confusión de sus propios pensamientos sobre
su conducta y la de otros.
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Para el que las respuestas que dan los demás
sobre el Sentido de la Vida, no son convincentes, suficientes, satisfactorias,
ni tampoco se resigna a ellas.
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Para el que sufriendo por todo lo dicho y mucho
más se pregunta por el sentido y las causas de sus sufrimientos y quizás los de
otros, así como del porqué de las repeticiones de las mismas maneras, tantas
veces equivocadas.
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Para el que no se adapta a un mundo que
considera de locos y habiendo intentado, o no, cambiarlo, se siente impotente,
sabe que es imposible, llegando a preguntarse si no será él mismo el que tiene
que cambiar su Ego.
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Para el que le enferman tanto las desilusiones,
las frustraciones de sus deseos, las relaciones con los demás, que pretende
cambiarse, vivir de otra manera, ser otro.
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Para el que desde un escepticismo de años, no
encuentra disciplina, religión, confesión, partido, agrupación, quehacer,
afición... que le llene y satisfaga.
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Para el que no es feliz y se pregunta cómo es
posible si tiene éxito en general, lo tiene todo, es decir, salud, dinero y
amor, como dice la canción y además prestigio, poder, belleza, don de gentes,
simpatía y además cualidades...dignidad, categoría, personalidad... y más y
más...
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Para el que no puede detener la corriente de sus
pensamientos que llegan a convertirse en algo sólido y dominante como una
especie de hormiguonera que se le impone.
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Para el que ya ha hecho el recorrido de las
adicciones sociales : compras, internet, móvil, juego, drogas, sexo, viajes...
y continúa aburriéndose.
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Para el que enferma y se deprime ante las
pérdidas sean de lo que sean : objetos, lugares, personas, afectos, amores,
amigos...
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Para el que teme perder lo que aprecia, lo que
adora, lo que guarda y vive obsesionado por ello.
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Para el que se siente engañado por la
existencia, defraudado por todo, explotado... y siendo aún joven, considera
insoportable mantener tal amargura el resto del tiempo que le quede.
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Para el que dice de la vida que es una mierda,
un asco, que no pidió nacer, que no merece la pena seguir luchando y desea
terminar de una vez aunque no se atreva. Nada dura, nada permanece, todo se
deteriora, la vida es un soplo, atacado por la vejez, las enfermedades, los
cambios, las pérdidas...
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Para el que no sabe pedir ayuda o no tiene a
quién ni donde, o no desea desenmascararse dolorosamente.
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Para el que como el lector,. tiene sus propios
motivos además de alguno de estos. Todos tenemos el mismo Ego-Robot. (Ver final
del libro de esta colección, El Robot Humano y la consciencia progresiva del
otro, Diario de una Monja).
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No es, para satisfechos de sí mismos “encantados
de haberse conocido”, seguros, autosuficientes, prepotentes, autocomplacientes
(se dan permiso para todo), “sin complejos”... “sin dudas”... Son los
terminados, acabados, con respuesta para casi todo.
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Tampoco para los que no tienen curiosidad ni
rebeldía y mantienen su ignorancia sobre el funcionamiento del mundo, de la
mente propia y la ajena.