LA CONSTRUCCIÓN DEL EGO Y OTROS TEISHOS

LA DODÉCUPLE CADENA, LOS DOCE ESLABONES DE LA CADENA DE LA CAUSALIDAD QUE CONFORMAN LA MENTE SUPERFICIAL O DEL CONDICIONAMIENTO DEPENDIENTE (LA CONTRUCCIÓN DEL EGO).

Extraído del libro Zen On Line 2 (Soko Daido)  Teisho de 21 de septiembre de 2009.

Desde hace dos mil años, que es cuando apareció la Dodécuple Cadena del Condicionamiento Dependiente o construcción del Ego, ¡Atención! Construcción del Ego, se comprueban una serie de eslabones muy bien descritos en esa Dodécuple Cadena y cada eslabón condiciona el siguiente y éste al siguiente y éste es condicionado por el anterior que condiciona al siguiente, etc...

Entonces cualquier persona mediana-mente dotada intelectualmente, si lee esta cadena del condicionamiento dependiente, condicionamiento que nos hace dependientes del Ego, comprende la causalidad.  ¿Y el Ego como se construye?. Pues así, con estos doce eslabones que ahora podemos leer. Decía que cualquier persona medianamente dotada es capaz de comprender este encadenamiento de causas y efectos, este encadenamiento de datos Kármicos, y si lo comprende, es inexplicable que no se avergüence de servir a un robot. Basta con comprender esto para comprender que el Ego es una construcción ajena, sobrepuesta, perteneciente a la cultura del momento, al aprendizaje, a la información, a las cosas que se traspasan de padres a hijos, que están en el ambiente, en la calle, en las escuelas, en los bares...de las cuales se alimenta el cerebro, porque éste tiene la misión de recoger información para nuestra defensa en el medio,
es decir, para nuestra supervivencia. 


Así cualquier persona que pueda entender esto, se dará cuenta inmediatamente de que es un esclavo de su Ego, es decir, obedece a unas directrices robóticamente adquiridas. Se trata de un personaje, no de un ser vivo la ignorancia nos lleva a creer durante unos años, los años del sufrimiento, de las alegrías cortas, los años del deseo, de la ilusión, de la frustración, nos lleva a creer que ese Ego es yo mismo, cuando nada más lejos de lo Real. Es decir, el Ego condiciona percepciones falsas que ingenuamente nos creemos. 

Vamos a repasar un poco la Dodécuple Cadena, los doce eslabones de La Cadena de la Causalidad que conforman la mente superficial o del origen dependiente del deseo, el apego, del sufrimiento y no sufrimiento o huída del sufrimiento, es decir, la estructura del Ego, a esto es a lo que llamamos Karma, con sus partes bonitas y sus partes feas, con el bien y el mal, Karma positivo, Karma negativo, todo inventos de la cultura, acuerdos inconscientes por parte de los ciudadanos de todos los países que están sometidos a los condicionamientos culturales de su entorno. Todas las culturas son Egocéntricas, en todas las cultura y en todos los países yo antes que nadie, yo y lo mío, el resto que se las arregle. Es decir el objetivo del Ego es ganar, sobrevivir pero ganando. Veamos:

1º Eslabón: Al principio disponemos de una consciencia en blanco que llamamos inocencia ignorante. Una pantalla, un papel, una consciencia en blanco. Ahora puede escribirse ahí ¿Qué? lo que está repetidamente en el ambiente, lo que repiten nuestros padres, abuelos, amigos, profesores, en la calle, en la cama, en la universidad, en la escuela del pueblo, siempre es lo mismo. Un niño recién nacido transportado al otro lado del mundo, aprenderá esa cultura como si fuera hijo de sus pobladores.


2º Eslabón: Esta inocencia es la predisposición, por tanto, a recibir formaciones mentales agregadas, es decir, añadidos de los cuales la memoria se va haciendo cargo, va sumando, va ordenando.


3º Eslabón: Las formaciones mentales condicionan la consciencia. Ya empezamos a saber qué es lo que queremos, qué es lo que nos gusta, qué es lo bueno y lo malo qué es lo que podemos hacer, qué está prohibido... eso son formaciones mentales que condicionan la consciencia.
 

4º Eslabón: La consciencia condicionada dirige a la mente y al cuerpo. Es decir el Ego va a utilizar al cuerpo para sus objetivos de ganancia. Va a utilizar al cuerpo, no como un sabio del que deberíamos aprender puesto que tiene en sus genes la sabiduría acumulada de millones de años, no, nosotros hacemos caso a lo adquirido recientemente, desde poco antes de nuestro nacimiento que es nuestra mente superficial donde radica el Ego, la información añadida, agregada que he dicho antes.

5º Eslabón: Así que esa consciencia condicionada va a dirigir la mente, eso es el Ego y a su vez va a condicionar a los seis sentidos, seis sentidos aunque hoy podríamos decir sesenta (oído, vista, olfato...y más) y pensamiento porque en el Budismo el pensamiento es considerado uno de los sentidos, sólo que condicionado inconscientemente por el ambiente, va a interpretar lo que los otros sentidos nos recogen del mundo exterior, de los contactos.


6º Eslabón: Los sentidos condicionados condicionan el contacto. Es decir, tratamos de lograr contactos placenteros y huir de los dolorosos. Pero placer y dolor han sido condicionados por esas informaciones que constituyen el Ego, de manera que ante muchas situaciones que no son acostumbradas huiremos y nos perderemos todo lo que nos pueden aportar. Así que los sentidos condicionados condicionan el contacto: este contacto sí, este no... Lo que los antiguos no sabían y hoy sabemos es que en el escalón anterior está el cerebro condicionando con sus neurohormonas,    al    Ego    –confuso-    con    sentimientos, pensamientos y actos adquiridos por el aprendizaje y las significaciones culturales.


7º Eslabón: El contacto condicionado condiciona la sensación, es decir las sensaciones no sólo son administradas, seleccionadas, sino también interpretadas: en algunas culturas el blanco es señal de luto, en ésta es el negro. Respecto a alimentos, increíblemente abundantes los que nos negaríamos a comer y los que se negarían a comer gente de otras culturas si entrasen en la nuestra. Lo mismo respecto a vestidos, respecto a temas de conversación, ambiciones, etc...Así que las sensaciones son seleccionadas por el contacto condicionado previamente.


8º Eslabón: La sensación condicionada condiciona el deseo, obvio, yo no deseo lo que mi condicionamiento dice que me va a producir dolor, ya están condicionados los deseos: deseos “agradables” todos, “desagradables” ninguno.

9º Eslabón: El deseo condiciona el apego, las ataduras, la dictadura del Ego, la esclavitud de la consciencia, es decir, nos atamos a las cosas que nos gustan. Esa es la dictadura del Ego, la esclavitud de la consciencia a las cosas que llamamos positivas, buenas, agradables...


10º Eslabón: Esas ataduras condicionan ambicionar objetivos y metas. Los objetivos y las metas son proyectos más organizados, ya no se trata del bocadillo que me gusta o el que no me gusta, sino objetivos más organizados, pero fijémonos que proceden de ataduras previamente condicionadas.


11º Eslabón: El proceso de conseguir las ambiciones y metas, condiciona la repetición, cosa fácil de entender: cuando se consigue una cosa utilizando tales métodos y esa cosa es agradable, tendemos a repetir los resultados agradables de ciertas acciones, por lo tanto ya somos adictos ya estamos enganchados de manera muy seria a conseguir metas y ambiciones. Repetimos, repetimos, repetimos...como autómatas o robots.


12º Eslabón: La repetición condiciona la decadencia, la pena, la destrucción, la muerte, la lamentación, el dolor y la desesperación que son SUFRIMIENTO, cuya causa es la IGNORANCIA, la falta de lucidez, no caer en la cuenta de que todo eso está condicionado, lo cual nos remite al número uno de la cadena donde se cierra el círculo una y otra vez adictivamente, mecánicamente, repetitivamente.


Hace poco os comentaba algo sobre esa gente que en todos los pueblos y ciudades es fácilmente reconocible, hay uno, dos, cinco o siete, de los cuales se dice que tiene mucha personalidad porque son siempre el mismo, todo el mundo les conoce porque son siempre el mismo, presentan la misma imagen, hacen las mismas cosas, se les encuentra en los mismos sitios, están esclavizados y limitados de tal manera a sus costumbres que son reconocidos en cualquier lugar y muy difícilmente se pueden salir de su corralito, muy difícilmente y este es el gran problema que tiene toda persona que quiere cambiar. ¿Cómo salir del corralito de sus costumbres, aficiones, de sus adicciones?. Porque no somos adictos sólo a las drogas, toda tendencia a la repetición es una droga, es una adicción. ¿Alguna sugerencia? ¿Algún comentario? ¿Puede creerse que estemos tranquilos sabiendo que no somos nosotros mismos?. ¿Que somos un programa con un único objetivo que es sacar tajada de toda situación?. No de unas sí y de otras no, no, cuando el Ego no repite los medios para conseguir los objetivos, es decir, los pospone, observémonos nosotros mismos, está procurando un beneficio mayor, todavía mayor por medios complicados, indirectos. 

Esta es la esclavitud al personaje. Estar condenados a obedecer al robot. Mucha gente no se puede creer esto, pero es porque no se ha leído La Dodécuple Cadena del Condicionamiento Dependiente, no leerlo y comprenderlo con alguna lucidez especial sino con sentido común, con lógica. Es fundamental para cualquier intento de liberación, cada persona que diga: “estoy harto de sufrir por los mismos asuntos, por las mismas maneras...” tiene que comprender el aspecto mecánico y robótico de nuestro Ego y es que para sobrevivir el cerebro cree que son necesarias esta serie de adquisiciones, pero sólo durante un tiempo, no tenemos que pasarnos la vida como esclavos de la manera vulgar de entender.

Extractos de otros Teishos del 2009:
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El Zen se ocupa de liberarnos de la ideología del logro, del continuo beneficio de sacar tajada de toda circunstancia, librarnos de la esclavitud hacia ese robot, pero no librarnos de los conocimientos. Repito una vez más que aquí (en el Templo) solía explicar que con el Zen no salimos por las ventanas, seguimos saliendo por las puertas. No sé si haría falta hacer algún recordatorio del funcionamiento del cerebro, como un recogedor sin criterio, lo recoge todo y todo lo orienta en el beneficio, en la Egocentridad, en el egoísmo. Así es el cerebro como servidor, como servomecanismo pero sin criterio o con un criterio unilateral, es decir, su programa es un programa de beneficio, no hay opciones, con lo cual la libertad del sujeto no existe, está condicionado a la ganancia, esa enorme inmadurez es la que trata el Budismo Zen, de ayudarnos a librarnos de ella, de liberarnos de esa dictadura.

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No hay enseñanza alguna para los humanos más profunda que el Budismo, puesto que abarca a todas las formas de vida y por supuesto a la humana. Comprender la Interdependencia de la Variedad de los seres, es causa de respeto y cuidado. Así es como madura la mente de las personas que desarrollan estos tipos de conocimiento y es cómo evoluciona su mente. Es muy sencillo comprender la Interdependencia de todos los Seres, unos vivimos de otros, hay una gran variedad y sin embargo, una gran unidad armónica. Una total unidad, es sencillo de comprender y sin embargo no es común, no se nos educa, no se educa en esta cuestión tan fundamental de la que se desprende Sabiduría, pero no una sabiduría abstracta, sino enormemente aplicable a las situaciones concretas, a las situaciones cotidianas, más allá de cualquier clase de ideología.

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La frase de Todo es consciencia, Todo es mente, no significa todo es pensamiento, son percepciones por parte de los sentidos del mundo natural directamente sin intermediarios,
sin ideas. La percepción que hacen los sentidos, la percepción que hace la mente, una mente limpia, una mente sin condicionamientos. Podemos decir: ¿Cuándo sabemos que está condicionada o no? Con la Práctica, lo mismo que en Zazen. Dice el Sutra: “...Y las puertas del Tesoro se abrirán para ti y todo lo que hagas estará bien”. ¿Qué quiere decir eso? Quiere
decir, la auténtica percepción, la percepción directa, no la percepción Kármica, en positivo o negativo, lo bueno o lo malo. Impersonalmente, imparcialmente, lo que es recogido por nuestra propia Naturaleza, no por nuestra condición.

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No se trata de adaptarse, no se trata de aceptar, no se trata de resignarse, se trata de Lucidez, de “ver las cosas tal como son”, sin el intermediario condicionado que es el Ego. Si no es así, si no hay lucidez, si no percibimos la necesidad de vivir, no de pensar en la vida, sino de vivir, no conseguiremos liberarnos de esa esclavitud egótica, del sufrimiento innecesario.
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Hay que vivir con la Propia Naturaleza, con el propio cuerpo con la propia mente y ese no es un asunto limitado, es todo a la vez, es el universo entero, es el Cosmos, toda la vida que nos rodea. Pero si uno quiere ser alguien no va a poder porque pondrá ese objetivo por delante. Si uno quiere ser feliz, no lo será porque pondrá los medios que su Ego llama felices. La cuestión es mucho más modesta y mucho más profunda. Vivir no es pensar sobre la vida. Vivir es vivir, con tu cuerpo con tu mente, dando cuerda a todo ello, hasta deslimitarte, hasta no saber qué es todo ello y entonces estar a su servicio, abierto a tu Naturaleza, que lo abarca todo. ¿Cómo comprender algo que lo abarca todo? No es posible ni necesario, ya estamos allí. Es un defecto del Ego, quiere comprender para manipular, para manejar. Buda era tan sabio, que nos dio sólo cuatro golpecitos para situarnos entre dos orillas, sobre el resto, él sabía que lo teníamos todo. Los Maestros de la tradición Zen, han dicho siempre: no hay nada que lograr. La mente lúcida es la mente ordinaria. No hay ningún objetivo egocéntrico, pero el Ego funciona con objetivos, con logros, con ganancias, entonces piensa, organiza, dá significados. Nada de eso es válido, eso no es la vida real.

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Fijaos que siempre tendemos a señalar la consciencia, profundizar en la consciencia propia y la consciencia del Cosmos, que es la misma consciencia. A la vez, o porque profundizamos en la consciencia cósmica, nuestra consciencia se ensancha. La consciencia individual crece. La Unidad de todos los Seres se manifiesta ahí, no es distinta la profundización en el Cosmos, en la Naturaleza y en la Propia Naturaleza. Es la misma Naturaleza. Así que ¿para qué sirve la práctica del Budismo Zen? Pues para todo, sirve para las cosas más modestas, para las cosas más elementales, que es a lo que se acaba reduciendo todo. Sirve para cada gesto, para cada función, para cada órgano, para cada asunto, para cada entretenimiento..., lo abarca todo. El Dharma lo abarca todo. No es una cuestión milagrosa. Es la mente ordinaria. Es curioso el grado de enajenación en la que nos sume el robot, como para que esto que es obvio resulte difícil de entender o difícil de aplicar o difícil de asumir. Es verdaderamente llamativo el estado de enajenación y en que esto no sea motivo de “ambiciosa” curiosidad. No dejéis que las palabras entren por un oído y salgan por otro. No convertirlas en lunas, no lo dejéis en dedos que señalan la luna. Hacedlos lunas, hacedles realidad, hacedles carne, huesos, médula que decían los viejos maestros.

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La sabiduría no consiste en las frases agudas, enjundiosas ni profundas, consiste en vivir conducentemente [ajustadamente, es decir, siguiendo el Camino de Buda, es decir, Practicando las Enseñanzas e Instrucciones del Guía o Maestro], en vivir con naturalidad, en vivir en paz lo ordinario, corriente y cotidiano.



La Vida no se puede conceptualizar, la Vida no es lenguaje. El lío está en una conceptualización de la Vida. En el Zen solemos decir: la palabra “agua” que yo escribo en un papel, no te va a quitar la sed ¿cierto?.